Todos, en algún momento, podemos presentar obsesiones o compulsiones. Un ejemplo común de obsesión podría ser la preocupación que nos genera tener un examen, sin que podamos dejar de pensar en ello hasta que lo realizamos. En cuanto a las compulsiones, muchos en alguna ocasión, hemos tenido que comprobar varias veces si habíamos cerrado o no la puerta del coche.
Sin embargo, cuando estos pensamientos y actos se producen de forma incontrolable, sin que seamos capaces de manejarlos y nos producen una intensa angustia, es cuando hablamos de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
¿Qué es el Trastorno obsesivo Compulsivo?
Las obsesiones propias del TOC son
pensamientos intrusivos, normalmente de contenido desagradable, que se repiten en la mente de forma involuntaria y casi constante. La persona suele intentar resistirse a los mismos, sin que le sea posible, lo que le genera enorme malestar.
Las compulsiones, por otro lado, consisten en actos repetitivos que el paciente realiza a modo de ritual con el objetivo irracional de evitar que pueda suceder
un hecho catastrófico e improbable.
El mecanismo de desarrollo del TOC
suele iniciarse con una obsesión, a partir de la cual se genera un ritual o compulsión para disminuir y frenar la angustia que ésta genera. Uno de los ejemplos más comunes de TOC son
las obsesiones de limpieza o contaminación. En ellas, quien las sufre, se siente obligado a limpiar o desinfectar constantemente su casa ante la creencia de que, si no lo hace, él y su familia pueden contaminarse o caer gravamente enfermos. No obstante, la temática de las obsesiones puede ser interminable: obsesiones religiosas, de enfermedad, sexuales, homosexuales, de falta de control, se sensaciones corporales, de imagen corporal, de catástrofe…
En el TOC, ambos síntomas
(obsesiones y compulsiones) son irrefrenables. La persona es consciente de lo irracional de ellas, siendo aún así incapaz de controlarlas. Además, tiene que invertir muchísimo tiempo en la realización de los rituales, lo que
limita enormemente su calidad de vida. El TOC puede provocar en consecuencia un rendimiento escolar deficiente en niños, dificultades para el desempeño laboral normal en los adultos y afecta gravemente a las relaciones interpersonales provocando un importante aislamiento social.
Los individuos con TOC presentan
un estado de ansiedad elevada constante por diferentes causas, que se reagudiza y acentúa con la presencia de las obsesiones y compulsiones. Es frecuente además que el individuo desarrolle síntomas depresivos de forma secundaria y reactiva al propio TOC y a las limitaciones funcionales que genera. En algunos casos incluso se describen conductas autolesivas como forma de manejar la angustia o incluso presencia de pensamientos y conductas suicidas.
Las Clasificaciones Internacionales
distinguen dos tipos de TOC: aquellos en los que la característica principal es la presencia de obsesiones y aquellos en los que lo característico es
la presencia de compulsiones.
En la práctica clínica habitual observamos si embargo con frecuencia
la presencia de cuadros mixtos, por lo que es fundamental una exploración especializada para su correcto diagnóstico y tratamiento. Las últimas clasificaciones han decidido separar el TOC de los trastornos de ansiedad y crear un grupo nuevo de trastornos bajo el epígrafe “TOC y trastornos relacionados” que incluye:
- Trastorno obsesivo compulsivo.
- Trastorno dismórfico corporal.
- Tricotilomanía.
- Trastorno de excoriación.
- Trastorno de acumulación.
- TOC y trastornos relacionados inducidos por otra enfermedad médica.
- TOC y trastornos relacionados inducidos por sustancias.
- Otros TOC y trastornos relacionados especificados.
- Otros TOC y trastornos relacionados no especificados.
La razón de este cambio de clasificación parece estar basada en la similitud de este grupos de trastornos en relación a bases neurobiológicas, circuitos cerebrales implicados, comorbilidad y respuesta al tratamiento. Las nuevas investigaciones parecen demostrar la relación entre ellos y la necesidad de incluirlos en un grupo específico.
Trastorno Obsesivo Compulsivo de la personalidad
Otra entidad diagnóstica diferente es el
Trastorno Obsesivo Compulsivo de la Personalidad.
Como su propio nombre indica, pertenece al grupo de los trastornos de la personalidad, y aunque su nombre pueda llevar a confundirla con el TOC, son entidades clínicas muy distintas. La personalidad podriamos definirla como un patrón de sentimientos, comportamientos y reacciones emocionales características que distingue y diferencia a las personas entre si y que se mantiene en diferentes situaciones y a lo largo del tiempo.
Las características de dicho grupo de trastornos son:
- a) Están profundamente enraizados y son de naturaleza inflexible.
- b) Son desadaptativos.
- c) Relativamente estables a lo largo del tiempo...
- d) Deterioran de forma significativa la capacidad funcional de la persona.
- e) Producen malestar en el entorno del sujeto.
El trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad pertenece al grupo ansioso o temeroso de los trastornos de personalidad. Las diferencias más importantes con el TOC es la ausencia de verdaderas obsesiones y compulsiones. (presentes en el TOC).
Las características de este trastorno son, entre otras, el perfeccionismo, la planificación continua de actividades, la dedicación excesiva al trabajo en detrimento de actividades de ocio, importancia excesiva a los detalles, extrema lealtad con los ideales que persigue u organizaciones a las que pertenece, seguimiento estricto de las normas y de la corrección, poca implicación personal en sus relaciones, búsqueda de seguridad y aprovación de sus superiores, muy críticos con los demás, posesivos, autodisciplinados, limpios, ordenados, poco expresivos en su lenguaje corporal, de apariencia seria y austera, conservadores, avaros en los gastos, haciendo acopio de bienes y con dificultad para deshacerse de objetos poco útiles.
Se trata de personas rígidas, con un pensamiento muy dogmático, dubitativas, poco empáticas, tercas, con mucho miedo al fracaso y muy vulnerables a los cambios inesperados. Estas características de personalidad pueden limitar su calidad de vida y sus relaciones interpersonales. Es evidente, que cualquier persona puede tener algunas de estas características en la estructura de su carácter, pero cuando esos patrones son excesivos y poco fléxibles, las conductas desadaptativas que se generan, pueden ser realmente limitantes para la propia persona y para su entorno, produciendo verdaderas dificultades en su vida.