Depresión y complementos nutricionales (1).

Depresión y nutrición

Depresión y complementos nutricionales (1). Ácidos grasos omega 3.

Cada vez existen mayores evidencias científicas que recomiendan el aporte de complementos nutricionales que favorezcan un adecuado funcionamiento cerebral, especialmente como tratamiento coadyuvante al tratamiento antidepresivo.

En ese sentido, se ha demostrado que una dieta de mejor calidad se relaciona directamente con un menor riesgo y menor prevalencia de depresión.

Se han descrito diferentes mecanismos a través de los cuales la nutrición puede afectar a la salud mental.

  • El cerebro humano presenta una alta tasa metabólica, necesitando gran cantidad de nutrientes y de energía.
  • Su estructura y funcionamiento precisa de múltiples micronutrientes, principalmente aminoácidos, grasas, vitaminas y minerales.
  • El correcto funcionamiento del sistema inmune, que depende de una correcta nutrición, influye en el riesgo de depresión.
  • En las enfermedades mentales se ha visto alterado el sistema de defensa antioxidante, que precisa de cofactores y fitoquímicos que tienes que ser aportados en un adecuada nutrición.
  • Los factores neurotróficos, que tienen gran importancia en la plasticidad y mantenimiento neuronal, dependen de la ingesta de nutrientes.

Entre los nutrientes con mayor relevancia para la prevención o manejo de los trastornos depresivos se encuentran: Ácidos grasos omega 3, vitaminas del grupo B, s-adenosilmetionina (SAMe), triptófano, magnesio, zinc y probióticos.

Depresión y nutrición

Ácidos Grasos Omega-3 (DHA, EPA)

Se ha comprobado que sociedades con un elevado consumo de ácidos grasos omega-3 tienen menor incidencia y prevalencia de depresión.

Tanto el EPA como el DHA han de ser aportados externamente a través de la dieta o suplementos nutricionales, sin embargo, el consumo de estos nutrientes ha descendido drásticamente en el último siglo en las sociedades occidentales.

Se han encontrado alteraciones en las membranas celulares de pacientes con depresión mayor, depresión postparto, trastorno bipolar o trastornos de ansiedad, en relación a la composición anormal de ácidos grasos.

El DHA (Ácido docosahexaenoico) se asocia con la estabilidad de la membrana neuronal y con el funcionamiento de la neurotransmisión de dopamina y serotonina, cuestiones asociadas con su posible papel en la sintomatología depresiva.

El EPA (Ácido eicosapentaenoico) tiene importancia en el funcionamiento neuronal e inmune, reduciendo la síntesis de prostaglandinas E2, que a su vez están implicada en la resistencia al tratamiento antidepresivo.

Otros mecanismos por los que actúan los Omega-3 consisten en favorecer la regulación del flujo de calcio, estabilizando y dando fluidez a las membranas celulares, así como disminuir la liberación de cortisol (asociada a cambios de humor y a mecanismos depresivos).

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